CRÓNICAS DE UN DERBI
¡UN PASITO MÁS¡
Sí, éstas
son las palabras que hoy y habitualmente nos inculca nuestro
entrenador J.Carlos cuando acabamos ganando los partidos. Un paso
más, una alegría más, una historia más
que contar a mis amigos.
Estoy en la cama y
empiezo a recordar el día tan intenso de hoy…:
“…De repente suena el
sonido característico del whatsapp de mi madre, y tras él
se suceden otros muy seguidos. ¡Sin duda, se trata de algo del
equipo¡¡qué raro¡-me pregunto desconcertado
pero a la vez expectante.”
Cuando mira la cara de
sorpresa de mi madre sospecho lo mejor ¡vamos a hacer hoy algo
especial¡. Se apresura hacia mí y me enseña el
mensaje:
“
A todos los padres urgente. Me acaban de comunicar que se adelanta
nuestro partido para hoy a las 5…”. ¡Biennnnn¡-grito
de alegría. Mi corazón empieza a latir cada vez más
rápido, se me empiezan a pasar por la mente muchas imágenes
del equipo y me voy hacia mi maleta a ver si me falta algo para el
partido.
Los correos siguen
sonando y cada vez que suena uno mi alegría es aún
mayor. ¡Ahí están las madres y padres de mis
amigos confirmando su asistencia¡
Sabía que hoy iba
a ser un día especial, lo intuía. El cole se me hace
eterno; el reloj parece ir más lento que nunca y no paro de
pensar :¡Ojalá llegue ya la tarde¡. Mis compañeros
me ven más nervioso de lo habitual y me preguntan por qué.
¡Es un partido muy especial, una especie de derbi con el equipo
salesianos en el que antes estábamos¡ Me pregunto ¿
cómo me sentiré ante mis antiguos compañeros?.
Cuando
llego a casa la conversación, como no, se centra casi
exclusivamente en torno a lo mismo, el partido de hoy. Cuando va
llegando la hora le digo a mis padres ¡ venga deprisa que no
llegamos a la hora¡. Mi madre revisa la maleta y salimos
disparados como si fuésemos a una boda.
¡No quiero ni
mirar cómo van de deprisa; los pobres, desean llegar tan
puntuales como nosotros, así que no les digo nada; más
rápido no pueden ir¡
Cuando
llego y veo aparecer a mis compañeros la cara se me ilumina y
mis nervios se aplacan pues mi seguridad aumenta con cada uno de
ellos. ¡Es como si fuese ganando poderes¡. ¡Ahí
están todos o casi todos¡: Carlos, Dani, Fernando J.
Antonio, J. Manuel, Victor, Jorge, Francisco, Abel, Nicolás,
Rubén. ¡Faltan algunos todavía¡ ¿Sabrán
lo del partido?- me pregunto preocupado. Pero enseguida las últimas
instrucciones de nuestros entrenadores me vuelven a centrar en el
partido.¡ Estoy deseando tocar ya el césped y la pelota¡
J, Carlos y León
nos hacen calentar y cada vez mis ganas por empezar el partido son
más fuertes. Mi mirada se dirige entonces hacia mis antiguos
compañeros y siento una sensación extraña que no
sabría describir. Pero enseguida pienso que ahora somos
rivales y nuestros entrenadores y padres nos han concienciado sobre
este momento y su importancia.
El
árbitro, ya conocido, se sitúa en el centro y se
dispone a empezar. Mis piernas empiezan a sentir la necesidad de
correr como nunca.
Los
primeros instantes son titubeantes, pues ellos han salido muy
motivados también. En las gradas nuestros padres, hermanos,
tíos y abuelos, incondicionales, nos animan en cada toque e
incluso en cada pérdida de balón. Cuando los miro, se
congela el tiempo y pienso ¡pero si están más
nerviosos que nosotros¡, se les ve en la cara.
De repente, vuelvo al
partido pues Salesianos sigue apretando y se muestra sólido
detrás. Sin embargo, nuestro equipo con Fernando en la
portería, , J. Manuel, Jorge y Nicolás atrás,
Carlos, Rubén, Dani y Victor representan la fortaleza de este
equipo, el equilibrio en todas las líneas y el sacrificio,
lucha y entrega en todo momento: en la portería, no hay
palabras para describirlo; la defensa sólida y eficaz; el
centro, luchador ; y las bandas y la punta de ataque incisivos.
En el banquillo veo otros
compañeros que se han incorporado más tarde como Javi,
Iván y Jesús, junto al resto que no paran de animar y
empujar nuestras acciones.
Se
producen cambios y entran J. Antonio y Javi por las bandas y se
empiezan a servir balones al área. En una incursión por
la derecha, Javi dribla a varios jugadores en el área y tira
cruzado metiendo el primer gol. Se vuelven todos locos abrazándose,y
escuchamos los gritos de alegría de nuestro público .
¡Veo caras de alivio, pues no conseguíamos rematar y
hacer gol¡La situación fue
cambiando poco a poco, haciéndonos dueño del centro del
campo y además parecía que el gol había mermado
la motivación del rival. Las internadas en su área eran
cada vez más frecuentes y todos pensábamos ¡necesitamos
ya otro gol¡

En una internada por la
banda, Dani recibe una asistencia y se queda sólo ante el
portero metiendo el segundo. ¡Gooool¡. Respiramos
tranquilos pues esto se ponía muy a favor nuestra y va a
mermar más aún la moral del contrario.
Se acaba la primera parte
y tras los consejos de J. Carlos y León, se reanuda la
segunda, de la misma forma que terminó, con dominio nuestro.
En
otra internada por la derecha , Javi le pega y mete el tercer gol.
Todos nos abrazamos como si fuera el primero y sabemos que ya tenemos
el partido en nuestras manos. Estos momentos de gran superioridad se
culminan con un nuevo gol, esta vez de J. Manuel que le pega por alto
desde la derecha. Lo celebra con su hermano pequeño que se
queda mirándolo y desconcertado.
Se producen otros cambios
como los de Abel que aporta seguridad defensiva y Francisco,
peligrosidad y desmarque al ataque. El equipo está haciendo un
partido muy serio y pronto llega el quinto, esta vez en una jugada de
desborde y garra de J. Antonio. Nos miramos y no nos lo creíamos,
aunque nuestro juego se lo merecía.
Ellos sacan coraje y
orgullo y se lanzan al ataque, y en una acción de mala suerte
meten su único gol. ¡Bueno, ya es muy tarde para que nos
remonten ¡
Algo después,
entra el sexto, de nuevo por Javi, que engaña al portero en su
salida con un tiro colocado a la derecha. Con el rival ya rendido,
un encontronazo entre Abel y su portero deja un balón muerto
que Javi aprovecha para meter el séptimo.
El árbitro pita el
final y todos nos abrazamos y nuestros entrenadores nos felicitan. No
sé si la alegría es para mí o para mis padres,
abuelos, tíos y amigos que tanto calor y frío pasan y
tantas horas pierden para darnos estos momentos de felicidad. Sabemos
que nuestros entrenadores están orgullosos de cómo
hemos jugado, ¡se les nota en la cara¡.
Esta mañana no
hubiese soñado esto así¡¡Qué
equipazo¡¡Qué compañeros¡. Aquí
no hay figuras, nadie destaca y todos somos importantes. Cuando sale
uno, otro lo hace igual. ¡Creo que es la clave de este equipo¡.
Saludamos a nuestro rival
y a la afición y nos vamos hacia la sede pues las madres han
preparado una merienda para nosotros. ¡Otro regalo más¡.
¡Qué bien¡, ¡más tiempo para
disfrutar del triunfo con mis compañeros¡. Camino de la
sede todos recordábamos momentos del partido, pero en un
momento uno comenta: ¡Qué pena que hoy no hayan podido
venir Jorge R. y Álvaro ni ninguno de los que comparten con
nosotros las horas de entrenamiento¡. ¡Va también
por ellos esta victoria¡.
En la sede, y tras
ponernos morados entre bromas y bromas, J. Carlos nos muestra el
trofeo que ganaron como entrenadores, Jose, León y él,
el año pasado, y nos la dedican por, según ellos, ser
los protagonistas de lograrla. Antes de irnos, nos hacimos la foto
familiar.
… Se me están ya
cerrando los ojos, pero aún siguen pasando escenas del
partido, bromas de mis compañeros,…, pero me quedo con las
caras de alegría de todos nosotros y las de los entrenadores
tras los goles y las de felicidad de nuestros familiares.
Creo que ha sido
suficiente por hoy. Estoy deseando que llegue mañana para
contarlo en el cole. Voy a cerrar ya los ojos.
¡Buenas noches
equipo y dulces sueños¡
Firmado:
Cualquiera de nosotros