miércoles, 23 de enero de 2013

Cronicas de un partido

            CRÓNICAS DE UN PARTIDO
              “¡Como cambian los tiempos¡”
Hoy juega mi nieto y aunque cada vez me cuesta más, algo tira de mí como un imán. En realidad siento la necesidad de ver proyectado en el campo mi juventud. Mientras lo veo me vienen a la cabeza muchos recuerdos de antaño y cualquier jugada tiene su calco en una de mi niñez, salvando las distancias.
Mucho han cambiado las cosas y cuando los veo quejarse por el campo donde van a jugar o porque las botas no le gustan o si la hora de jugar es muy mala, casi me hecho a reír cuando lo comparo con no hace mucho en el tiempo.


Aquellos eran tiempos difíciles en los que hacíamos filigranas para contrarrestar con lo más básico la falta de medios y el aburrimiento. Por eso no era más feliz el que más tenía sino el que menos necesitaba. Sacábamos de la nada ingenio para no aburrirnos y cuando llegaba la hora de jugar sólo había que tener ganas.
Por eso, cualquier plazoleta, como la de San Isidro, cualquier pelota como las de trapo que fabricábamos con lo que fuera, cualquier portería limitada por piedras o palos, cualquier calzado como alpargatas, cualquier indumentaria mientras no fuese la de los domingos, y un puñado de amigos, eran nuestros mejores aliados para una maravillosa tarde. 

Cuando la ocasión era especial bajábamos al llano del Calvario y allí disputábamos verdaderos partidos de champions, por lo menos así los veíamos nosotros. Eran otros tiempos en los que nuestros padres nos dejaban jugar en la calle sin temor alguno a lo que nos pudiese ocurrir. Allí nos socializábamos y compartíamos experiencias, conocíamos a más amigos, simplemente convivíamos.
Algunos, algo después, empezamos a jugar en equipos como El Algeciras B, La Corchera, el Español, Acción Católica….y ya en un campo como el del Calvario, que estaba a años luz del que hoy entrenan nuestros nietos. Eran campos de tierra que cuando llovían se hacían impracticables y no hablemos de las pelotas, ya de material y cosidas que pesaban como piedras cuando se embarraban. Para protegernos de las líneas de cosido de éstas cuando las cabeceábamos, utilizábamos un cordel o un pañuelo que liábamos en nuestra frente. Y no hablemos de las botas o de la indumentaria…Y no nos quejábamos a pesar de todo. Éramos felices.

Cuando de repente se me borra el recuerdo y veo la actualidad, con campos de césped artificial, prendas para evitar el frío y el agua, pelotas ligeras, espinilleras para evitar los encontronazos, porterías con red…parece que he aterrizado en otro mundo. Pienso ¿Qué hubiese sido de nosotros con estos medios y aquellas ganas? Pues a lo mejor no hubiésemos sabido apreciar y valorar las cosas como ahora las siento. Si pudiésemos unir estos dos mundos con la tecnología actual, las nuevas técnicas de entrenamiento, los nuevos materiales deportivos… los logros serían máximos. Todos los tiempos tienen cosas buenas, lo útil es aprovecharlas.
El partido de hoy es importante, tras nuestro último tropiezo con el líder. El Tarifa les empató y tampoco van mal, por algo será. Tendrán que estar atentos y salir algo más concentrados en lo que saben hacer.
Para hoy J. Carlos y León han convocado a Fernando, Álvaro, José Manuel, Rubén, Javi, Jorge R., Dani, Juan Antonio, Jesús, Francisco, Nicolás y Abel.
Tras la charla táctica los veo parecer en el campo siguiendo a sus entrenadores. Cuando jugaba no había este tipo de entrenos previos sino que cada uno hacía lo que podía, eso sí con una pelota que nos disputábamos como si estuviésemos jugando ya.

Comienza el partido y a los pocos minutos ellos nos meten el primer gol. Nuevamente hemos salido muy fríos y ellos han aprovechado la velocidad de su punta. Tenemos algunas ocasiones, pero hoy no conseguimos culminarlas, algo así como nos ocurrió con el Bajadilla con los que empatamos. Empatamos el partido a cargo de Rubén. Pero ellos nuevamente se adelantan fruto de su insistencia y de nuestras concesiones. No estamos jugando bien, muy fríos. De nuevo empatamos el partido, otra vez a cargo de Rubén. Pero ellos se adelantan otra vez y por último, gracias a Dios les empatamos a cargo de Abel de cabeza tras rematar de cabeza un corner. No ha sido nuestro día y se nos queda una cara pues hemos tenido ocasión de ganarles, aunque ellos también. La clave también estuvo en su portero, un gigantón de “edad sospechosa” que paró con acierto nuestras ocasiones más claras en manos a manos con Dani, Francisco, Juan Antonio y Rubén.

Mi nieto me dirigió la mirada como si intentara excusarse por, según él, no haber estado a la altura esperada, pero sólo se encuentra una sonrisa y una palabra de ánimo. Recuerdo como era lo que buscaba de pequeño en mi público cuando las cosas no habían salido lo bien que quisiera. Un beso, un abrazo, una palabra de ánimo de los míos eran como una nota de alivio de mi estado de ánimo. Así que lo primero que hice es acercarme al vestuario y esperar su salida. Su cabeza baja se tornaba en sonrisa cuando, cogiendo su cara, le daba un beso de esos que calan hasta dentro. Lo siguiente era recordarle las buenas acciones, y ya cuando el ánimo era el normal recordarle lo que debía mejorar. Aunque ya lo sabía, me escuchaba de otra manera pues sabía que quería lo mejor para él, e incluso lo vio necesario pues ellos necesitan una guía para seguir evolucionando.
Hoy ha sido uno de esos días en el que me mi cabeza se ha llenado de flashes pasados, mezclados con la actualidad. Una mezcla muy agradable, unos recuerdos llenos de olores y sentimientos prolongados en mi nieto y en el futuro. Pasado y futuro, de momento voy a disfrutar del presente, y lo tengo a mi derecha. ¿Vamos al McDonald?. J. Carlos y León van a invitar a sus pupilos. Se ilumina su cara y se apresura al coche, quiere compartir con sus compañeros más tiempo y comer todos juntos. Por cierto, en nuestro tiempo tampoco había McDonald.
FDO.:
Cualquiera de nosotros